El mundo de las inversiones, como la economía y el mundo en general, ha transitado (y más que lo hará en los próximos años) aceleradamente hacia el ámbito digital. Esta transición que se está produciendo en un tiempo record y de forma muy profunda ha cambiado -y cambiará muchos aspectos de la vida en general y de las inversiones en particular- despierta muchas esperanzas y perspectivas de futuro a los inversores, pero también despierta muchos temores e incluso miedos, ¿son fundados esos temores y miedos?

En el ámbito de las inversiones, del dinero electrónico, de la banca digital, de los negocios fintech y de todo aquello que tiene relación directa o indirecta en el ámbito de cualquier inversor, existen muchas falacias, tanto en positivo como en negativo, y todas ellas resultan contraproducentes pues no reflejan la fidedigna realidad de lo que realmente esta transformación digital aporta.

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación sin duda suponen un gran aliciente para cualquier negocio y abren una realidad impensable hace muy pocos años. Gracias a todo lo que se está desarrollando alrededor de las TIC, los inversores pueden contar con opciones, oportunidades y herramientas que no hubiera ni tan siquiera soñado hace tan sólo unos pocos lustros. Y esa realidad aún cambia más y se acrecientan las oportunidades y las opciones día a día.

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Ahora bien, a lo dicho anteriormente se le debe poner un pequeño matiz: a veces parece que muchas personas cuando hablan de cualquier cosa relacionada con el entorno digital lo hagan bueno simplemente por ser digital. Y ello no es así, dentro del ámbito digital existen cosas buenas y malas como en todo, y existen oportunidades y opciones que merecen la pena y otras no tanto o directamente no son para nada positivas.

A colación con lo anterior decir que entonces resulta evidente la necesidad de no ensalzar a un producto o servicio, a una herramienta u opción simplemente por el hecho de ser digital. Digital es un valor, es un buen atributo, pero no simplemente por ser digital se es bueno o malo. Primero piense si eso realmente le aporta algo, si es seguro y si es positivo y entonces valore que sea digital.

Lo mismo, pero al revés, sucede con los voceros del mal. Éstos, al contrario de los que ensalzan todo simplemente por ser digital, lo demonizan, lo satanizan. Ven el mal y riesgos mil en cualquier cosa que sea digital. Advierten de los peligros de operar digitalmente, hablan de mil y una catástrofes y ello no es cierto.

En el mundo digital, igual una vez más que en cualquier otro aspecto no digital, los riesgos existen, son inherentes a la naturaleza humana, son inherentes a la vida. Únicamente no corren riesgos aquellos que están muertos, sólo un ser inerte no vive los riesgos (aunque técnicamente también los pueda sufrir, pero ese sería otro tema). Todo tiene riesgos, pero ello no significa que todo sea malo. En lo digital el saber donde opera, como lo hace y hacerlo con seguridad y sentido común es la mejor baza para o caer en pánicos, para no tener que creerse los temores.

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