Podemos afirmar que la inversión en infraestructuras es un importante motor económico, por desgracia se defiende la austeridad y esos que piensan que es de vital importancia realizar mayor inversión a nivel político, fiscal, expansivo, para poder consolidar a la inyección monetaria que por ahora está enfocándose de manera puntual para obtener mejorías de las perspectivas de recuperación. De estos cambios estructurales se está conversando mucho, aunque por ahora únicamente podemos decir que solamente existen anuncios y un leve movimiento para materializar las palabras.

Inversión en infraestructuras

La inversión en infraestructuras posiblemente repuntará en el año 2015 el primer aumento desde que comenzó la crisis, puesto que va a crecer un 12,6% en relación al 2014 que tuvo un total de 6140 millones de euros. Esto es lo que el gobierno declara en un proyecto de ley de presupuestos.

La zona euro no es una excepción de esto que acabamos de decir, es más, muchas empresas españolas están diversificándose en el extranjero, gracias a la inversión en infraestructuras de los países emergentes. También en aquellos que están desarrollados y tienen mayor nivel o márgenes en las maniobras fiscales.

Con esto no queremos decir que la inversión en infraestructuras sea la solución a los problemas de bajo crecimiento; posiblemente no sea así, pero sí que tienen un impacto muy positivo a corto plazo y en el medio plazo se traspone al crecimiento potencial que se puede obtener.

No solamente hablamos de carreteras, es algo más complejo todavía, se trata de inversiones en la capacidad energética, agua y también el abastecimiento de otros servicios públicos. Por supuesto, las carreteras son importantes. Todo es una inversión que contribuye en la capacidad de crecimiento.

A pesar de todo, el estado de capital público sigue cayendo de manera continua a nivel mundial durante las últimas décadas, hay que decir que la crisis ha sido la principal causa de esta caída. Sobre todo en los países desarrollados, por contra, en los emergentes se ha acrecentado, cosa que es normal y lo ha hecho de manera desigual, dependiendo de cada nación.

Hay mucha tarea por hacer, el FMI piensa que la capacidad de producir energía por persona en cada una de las naciones emergentes, actualmente supone sólo un quinto de la que tienen los países desarrollados. En los países pobres, sólo es un octavo de la que tienen las naciones emergentes. Por otra parte, todos sabemos el desgaste que sufren muchas infraestructuras en países desarrollados, debido al uso y falta de rehabilitación por culpa de la recesión económica.

El análisis del FMI arroja que en los países desarrollados ha habido un incremento del 1% del tipo, esto ha sido en la inversión. Conlleva el poder elevar la producción medio. Durante el primer año y 1,5 puntos del producto interior bruto para los cuatro años posteriores. El mayor impacto es que la deuda se ve reducida con el tiempo.

Existen algunos elementos que nos permiten ayudar a incrementar esta capacidad positiva por parte de la inversión pública.

En principio debería ser mayor en aquellas situaciones de poco uso de la capacidad de producción y bajo condiciones financieras laxas o muy laxas.

Por otra parte es de gran importancia que la administración de las inversiones sean eficientes y deben primar aquellos proyectos que generen grandes beneficios en el futuro.

La financiación es un elemento muy importante, prima la deuda por encima del aumento de los impuestos o reducción de gastos.

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