Durante los años 2006 y 2008, especialmente en los últimos años de la explosión económica, algunos inversores decidieron entrar en compañías no cotizadas por medio del capital privado (private equity), llegaron entusiasmadas por los beneficios de un mercado que estaba muy cerca de la decadencia. En los inicios de la recesión, por lo tanto no fueron capaces de hacer frente a las deficiencias que presentaban y trataron de abortar dichas inversiones.

Private equity avanza mejorando su cartera

Esto fue un claro error, ya que cualquier estrategia en este tipo de empresas debe efectuarse pensando siempre en el largo plazo. En estos momentos en los que el mercado del Private Equity da visos de presentar segundas oportunidades, es más sensato seguir ese razonamiento que está conformado por parte de muchos banqueros privados.

Durante los primeros seis meses del año, la cantidad de inversión en capital riesgo efectuada en España ha llegado a la cifra de 1.174 millones de de euros, esta cantidad constituye un 127% más que lo que se registró entre los meses de enero y junio de 2013, según la información aportada por la asociación española de entidades de capital-riesgo (Ascri).

Estas opiniones no deberían ser las principales de una cartera, aunque aportan el hecho de que forma parte de la misma. Las inversiones en private equity no constituyen diversificación y contacto directo con la economía física y palpable, esto es lo que piensan los analistas más expertos en private equity y banca privada. Esta volviendo a notarse incremento en la actividad de este tipo de operaciones, son opiniones que comparten con nosotros analistas que trabajan desde hace más de 10 años para grandes patrimonios y medios en nuestro país.

Existen tres vías principales que son la deuda, los fondos y la inversión directa, muy apropiadas para este tipo de planificaciones. Hay que decir que la inversión directa en empresas, es muy positiva. Existe otra alternativa como la indirecta, a través de la participación en fondos de private equity. Existe la posibilidad de que los clientes adquieran participaciones en los fondos de compañías de capital riesgo.

El uso de un fondo de inversión es una de las alternativas más entusiastas entre muchos inversores de banca privada. Algunos analistas expertos en este tipo de cuestiones nos dicen que hay ejemplos como el caso de la sicav-SIF luxemburguesa Monte Rosa Secondary Fund II. Este era un fondo de fondos de capital privado que se dedicaba a las pequeñas operaciones, un fondo cerrado, cuyo objetivo de beneficios internos son de el 20% o el 25%.

Otros analistas expertos en banca patrimonial, comentan que esta entidad proporciona a sus clientes la alternativa de invertir mediante la opción de la co-inversión. Deya capital fue el primer vehículo que pudimos observar. A esta firma le han continuado otras, por ejemplo Merlin Properties, la cual consiguió el 100% de Tree Inversiones Inmobiliarias, en la que entraba Banca March y tenía la propiedad de 880 sucursales además de cinco bienes inmuebles alquilados a largo plazo a BBVA. Se trata de una transacción de venta que dio la posibilidad a Banca March y también a sus clientes de obtener beneficios dobles de los dineros que invirtieron entre 2009 y 2010, a pesar de estar en medio de los peores años de la recesión económica.

Otros expertos aportan diferentes fórmulas, por ejemplo invertir en capital privado por medio de los mercados secundarios. Este tipo de inversiones proporciona una ventaja, la de saltarnos los primeros años, en ellos existe mayor número de transacciones, honorarios de gestión y cambios operativos en las compañías.

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