Veamos por qué ahora mismo estamos en excelente momento para la inversión en deuda pública. Debemos saber que la deuda pública o deuda soberana puede entenderse como una variedad de deudas que permiten que un Estado que se mantenga frente a los particulares o a cualquier otro país. En sí mismo, es una manera de conseguir recursos financieros por parte del Estado o de cualquier otro tipo de poder público que se consigue finalmente emitiendo títulos de valores.

Buen momento para la inversión en deuda pública

Esta deuda pública, podríamos explicarla como la herramienta financiera que tiene naturaleza pasiva en cuanto al ente público emisor, es decir el país, provincia, estado, departamento, distrito o municipio que hace las búsquedas necesarias en los mercados nacionales o internacionales, con la finalidad de captar fondos prometiendo el pago y la renta fijada mediante una tasa cuyo margen es un tiempo que viene estipulado por el bono.

Con el objetivo de financiar éstas actividades, el sector público tiene la opción de usar básicamente tres fórmulas:

Existen una serie de recursos ordinarios incluyendo también los impuestos, precios públicos, transferencias recibidas, tasas, etc; la creación del dinero por medio de el procedimiento de la expansión monetaria y también la emisión de la deuda pública.

Además de estas tres herramientas, un país que puede usar el sistema de la deuda como una herramienta política, concretamente una economía política y de esta forma usar la política de la deuda que le permita en un momento dado para conseguir objetivos apropiados de acuerdo a lo que está persiguiendo.

Puede ser que la deuda pública influya de algún modo directa o indirectamente, a través de unas variaciones económicas cuya dependencia básica esta en el transcurrir real de la propia economía, por ejemplo la forma en que la oferta monetaria, los tipos de interés, el ahorro y sus maneras de encaminarse, que pueden ser por medios nacionales o a través del extranjero, o intermunicipal etc. en conclusión, la deuda pública es una obligación que el Estado debido a esos préstamos que han sido acumulados por haberlos recibido y de los que se responsabiliza expresándolos por medio del valor monetario total de los bonos y obligaciones en su conjunto, los cuales están en las manos del pueblo.

Existe una gran demanda por parte de los mercados que empuja a niveles mínimos históricos los tipos de interés para colocar valores.

Después de varios años de evitación, todas estas cuestiones a tener en cuenta que son el riesgo, entre otras muchas, parece que los mercados comienzan a ver con buenas expectativas los valores del tesoro. De tal manera, que hemos vuelto a tener en memoria un nombre en el cual todos asociábamos la deuda pública española: T-Soros, esto alude a un personaje, financiero estadounidense, George Soros, se trata del principal mentor a nivel mundial en temas referentes a la inversión y rentabilidad.

Pero algo más que simples juegos de palabras, la verdad es que la deuda pública permite dos cuestiones importantes para los inversores que aprecian mucho; se trata de la rentabilidad y de la fiabilidad. Sobre todo en una estructura como la actual en la que el Banco Central europeo a minimizado el interés del dinero hasta unos niveles del 0.15% y ya no paga a la banca por esos depósitos, llegando además a efectuar el cobro de un 0.1% por ellos mismos.

A pesar de que se ha incrementado en gran medida desde el año 2011, actualmente ha llegado hasta el 96.80% del producto interior bruto y llega a ser de 989.925 millones de euros, todo un auténtico récord a nivel histórico, resulta que la deuda pública se encuentra entre aquellas que excitan más a los inversores, sobre todo por su fiabilidad y rendimiento que ahora está presentando.

Pongamos el ejemplo de dos de las últimas operaciones que se han producido en la segunda quincena de junio, en las cuales el tesoro colocó bonos y letras por un valor de 3.076 millones y 3.530 millones, de forma respectiva. Durante estas transacciones, sucedió que la demanda se incrementó entre el 2.18 y el 3.8, esta fue la demanda de los títulos ofrecidos. Por otra parte, la gran expectativa para esas emisiones se encuentra en unos mínimos actuales bastante marcados, podemos hablar del 0.110% en letras a tres meses y del 1.412% en cuanto a los bonos a cinco años.

Por ello mismo, tanto obligaciones como bonos y letras resultan ser títulos que actualmente son muy demandados por los inversores puesto que llegan a cubrir un gran espectro en lo que se refiere al plazo temporal, estos plazos pueden ir desde los tres meses de las letras hasta los 30 años en el caso de las obligaciones.

Hay que remarcar que el tiempo por el cual se realice esta inversión, es otro parámetro importante y constituye la manera en la cual dicha inversión ha de llevarse a cabo y además el interés que se reciba va a quedar marcado por ello.

De esta forma, estos plazos de las letras son de 3, 6, 9 y también de 12 meses. Por ello mismo, se les considera un tipo de inversiones con riesgos muy bajos sobre todo ante las variaciones del mercado.

La otra cuestión o variable en esta ecuación matemática es el interés y la forma en la cual se cobrará dicho rendimiento o ganancia. Para las letras tenemos lo que se conoce como al descuento, esto significa que normalmente siempre se conoce la cantidad que se va a cobrar por las letras, puesto que cuando se han suscrito, esto se realiza por un importe menor del que se espera recuperar; ese momento en el cual se añaden los intereses al principal. Ponemos por ejemplo una compra que se hace por €950 si el día del vencimiento se recuperan unos €1000, queda patente la explicación anterior.

En el caso de los bonos y obligaciones hay que ir un paso más allá, puesto que de los plazos de inversión ahora mismo están en situaciones diferentes puesto que se colocan mediante una subasta competitiva y por lo tanto es con este método por el cual se fijará el interés que ellos devengarán.

En la última subasta de bonos del día 18 junio parece ser que el interés ha sido uno de los más bajos de la historia 0,893% para bonos a tres años.

Y es que los bonos tienen un plazo que puede ir desde los tres años a los cinco, por contra las obligaciones abarcan desde los 10 años, desde los 15 y llegando hasta los 30 años, esto supone una gran diferencia.

El fondo tesoro es otra cuestión a tener en cuenta puesto que es un instrumento más, ya conocemos las letras, bonos y obligaciones. Pero el tesoro también ofrece alternativas para la inversión, pueden ser indirectas. En el grupo del cual se encuentran, tenemos los fondos de inversión que se invierte en valores del tesoro y que son conocidos como fondo tesoro.

Como en realidad son unos fondos de inversión, el funcionamiento que tienen es parecido o podríamos decir que igual al de cualquier otro fondo en este caso los participantes invierten en capital y como contrapartida consiguen una participación. La gran diferencia se encuentra en que las participaciones o comisiones están limitadas y son mínimas, para formar parte del fondo son demasiado bajas.

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