Cuando se habla de inversiones normalmente se acostumbra siempre a poner énfasis en dividir aquellas inversiones que son consideradas seguras de aquellas inversoras que son consideradas de riesgo. En el primer rango se encuentran los activos y valores de aquellos sectores y empresas que se les presume una mayor estabilidad ideal para inversores que se conforman con una menor rentabilidad en aras de la presunta seguridad. Y, en segundo lugar, se encuentran aquellas inversiones en activos y valores supuestamente más volátiles, eso sí supuestamente también potencialmente mucho más rentables.

Lo anterior es técnicamente cierto y, en realidad, existen valores más seguros y valores más volátiles, pero siempre se debe poner en cuarentena cualquier generalización, los incidentes pueden ocurrir y el sector, activo o valor más estable puede convertirse en una turbulenta montaña rusa de un día para otro. Un buen ejemplo se encuentra por ejemplo a raíz del caso Volkswagen.

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Las enseñanzas del caso “Diesel gate” de Volkswagen para el inversor

A estas alturas de la historia seguro que usted ya estará al día de lo sucedido con la empresa Volkswagen. Una empresa supuestamente fiable y una de las empresas líderes del sector a la que se ha descubierto, y ha tenido que reconocer que hizo trampas y truco con un software los motores para que cumpliesen con las normativas medioambientales cuando realmente no era así.

Obviamente, lo anterior ha desencadenado un escándalo mundial e implicaciones de todo tipo, pero más allá de las implicaciones empresariales que pueda tener (dimisiones en el seno de la compañía, etc.) o implicaciones incluso políticas (una merma importante de la típica fiabilidad de los productos “made in Germany”) debemos quedarnos, sobre todo, con un concepto clave para el interés que aquí nos ocupa: ningún sector por seguro que este parezca es inmune a un descalabro.

Invertir en el sector de la automoción y, sobre todo, hacerlo en grandes grupos empresariales como la misma Volkswagen o BMW, Fiat, Peugeot u otras, siempre se ha considerado una inversión segura, y probablemente no sea errado, y sea una inversión segura y lo seguirá siendo pues quien invierta en ellas a largo plazo volverá a ver subir los valores, pero de momento y para los que invertían a corto plazo está crisis del diésel, denominada ya “Diesel gate” se ha llevado muchos inversores por delante.

Y es que más allá de la ya presumible fuerte caída de la misma Volkswagen el castigo bursátil también a alcanzando a las grandes empresas del sector, así por ejemplo Peugeot han llegado a caer más de un 4%, y BMW ha enfilado sus pérdidas a cifras superiores al 5%.

Y, todo ello, sin mencionar el impacto que este descalabro de las compañías de automoción a tendido en muchos de los principales índices bursátiles europeos, los cuales también se han visto muy afectados por el caso Volkswagen.

En definitiva, muchas enseñanzas, consideraciones y análisis podrían realizarse de un asunto como este pero la demostración de que todo valor y sector, por seguro que parezca, es susceptible de caer, es la mejor enseñanza que podemos extraer, pues es el mejor estímulo para hacernos diversificar nuestra cartera de inversión.

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